A Corea del Sur llegamos desde Colombia. Fue un viaje de 5 horas hasta Nueva York, y después 15 horas desde Nueva York hasta el aeropuerto de Incheon, más 1 hora de taxi desde el aeropuerto hasta nuestro hotel ubicado en la ciudad de Seongnam- si, en la provincia de Gionggi-do, Corea del Sur. Nada más llegar y una vez pasado un tiempo de descanso prudencial, salimos a recorrer los alrededores. Viendo por nuestra ventana de la habitación, como era de esperarse, me llamó la atención una huerta circular ubicada en el Job Center (lo que se ve justo enfrente y más cercano en la foto de arriba) 😲 El Job Center es una especie de parque educativo temático para ayudar a niños y jóvenes a elegir un oficio o profesión y decidir en qué quieren trabajar cuando sean mayores. (Si yo fuera una niña que va al Job Center, elegiría integrar dentro de mi vida el aprender de la tierra, cuidarla y cuidarme con ella.) Y es que la cultura del cuidado permanente de la tierra es algo que hasta en las más gra
Nuestra experiencia más disfrutada de Seúl y Seongnam-si fue caminar descalzos por un sendero de 520 mts atentamente cuidado para tal fin. Está ubicado en Seongnam Jungang Park, justo a 30 minutos desde el hotel donde nos alojamos. Primero comienzas con este masaje, -o tortura para los poco experimentados: Según las infografías de reflexología ubicadas allí mismo, la parte del pie que más te duele o te genera molestia, corresponde a una parte de tu cuerpo a la que necesitas prestarle atención: Además, las bolitas te hacen un masaje que tiene repercusiones para todo el cuerpo, y hay dos intensidades de bolitas, siendo más dolorosas las pequeñas: Había señores muy mayores que caminaban sobre las bolitas como si nada, mis respetos para ellos y sí que me gustaría lograr lo mismo. Por lo pronto mi récord está como en 5 pasos. Sí es cierto que mientras más lo haces, mejor resistes. Después, está otra zona en la que hundes los pies y te beneficias a tope de la arcilla roja, que tiene prop
En Zurich (Suiza) estuvimos del 12 de septiembre al 23 de octubre. Una ciudad más especial de lo que imaginé. La primera impresión al llegar es que estábamos dentro de La naranja mecánica. Eso dijimos cuando miramos por primera vez desde la ventana de nuestro apartamento. No se veía un alma en la calle, el silencio era sepulcral, el ambiente frío y la vista quedaba obstaculizada por moles grises y geométricas. Al interior, un hogar impecable, completamente blanco salvo mínimos detalles. Cada cuchara acomodada de forma perfecta. Dos días después, ya me llegaban las noticias de que para llegar hasta el circo se cruzaba por una gran huerta, y de inmediato me animé a conocerla. La sorpresa fue muy bonita: Tomates enormes colgaban dentro de invernaderos más bien artesanales. Ante la vista, una huerta comunitaria muy bella e interesante. También una edificación grande de palo, donde hay taller, mesas, cocina y horno de leña para pizza, con variadas comodidades. Frecuentemente se hacen fie
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