Bitácora de viaje

Y así comenzó mi otoño en Madrid:  Característica de España: parques infantiles cada cuatro manzanas en promedio: Y en Madrid también vi parques para mayores: Esta fruta sabe a zapote. Decoración navideña en un supermercado refifí muy popular. ¡Semáforos inclusivos! Gran vía. Parque El Retiro Palacio de cristal en el parque del Retiro Por ahí. Cibeles Sol. Así se llama la zona. Y de lo mejorcito y más memorable, el compartir y las comidas con nuestros compañeros de apartamento: (¿Se les hace agua la boca? Lo que pasa es que ella es chef)

  En Córdoba nos quedamos en una cabaña de madera preciosa, con unos anfitriones muy buena onda que hacían teatro, títeres y daban talleres de ecología. La cabaña queda dentro de su terreno, donde también viven ellos y tienen otros espacios, incluyendo un bosquecillo encantador para recorrer, bosque que han amenizado como museo al aire libre:   También recorrimos los alrededores: Y cocinamos romanesco: Cuando bajamos a la ciudad de Córdoba había una feria medieval: Y la ciudad nos fascinó. Conocimos los célebres “patios cordobeses”  Y nos maravillamos con las plantas que se ven en la región:  Vivimos la escena surreal de un guitarrista que nos hizo llorar con su música en una pizzería cualquiera. Una escena de película, de esas escenas que están ocultas a la cámara.  Lo que sí queda registrado es la ciudad bellísima, llena de magia y encanto: La mezquita de Córdoba: ¡Hasta pronto, Córdoba!

De Paris hacia Alicante, descubriendo la aridez en medio. Y al llegar, disfrutamos de nuestro hogar a solo ocho minutos del mar,  muy cerca de la playa del Postiguet. Pan para los peces, en el puerto de Alicante. Playa de la Almadraba. Otra de la Playa de la Almadraba porque me encantó.  ¡Podías ver los pecesitos en la playa y nadar junto a ellos! Playa de San Juan, creo. Camino al castillo de Santa Bárbara …  La vista desde el castillo: Y, también comimos, sí que sí: ¡Seguimos rumbo a Colombia!