Corea del sur: caminando descalzos

Nuestra experiencia más disfrutada de Seúl y Seongnam-si fue caminar descalzos por un sendero de 520 mts atentamente cuidado para tal fin. Está ubicado en Seongnam Jungang Park, justo a 30 minutos desde el hotel donde nos alojamos. 



Primero comienzas con este masaje, -o tortura para los poco experimentados: 




Según las infografías de reflexología ubicadas allí mismo, la parte del pie que más te duele o te genera molestia, corresponde a una parte de tu cuerpo a la que necesitas prestarle atención:



Además, las bolitas te hacen un masaje que tiene repercusiones para todo el cuerpo, y hay dos intensidades de bolitas, siendo más dolorosas las pequeñas:


Había señores muy mayores que caminaban sobre las bolitas como si nada, mis respetos para ellos y sí que me gustaría lograr lo mismo. Por lo pronto mi récord está como en 5 pasos. Sí es cierto que mientras más lo haces, mejor resistes.


Después, está otra zona en la que hundes los pies y te beneficias a tope de la arcilla roja, que tiene propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias, fungicidas, entre otras.

Ya sigue el sendero. Caminar por terreno irregular también te masajea en diferentes zonas del pie. Además, el contacto directo con el suelo y con la tierra tiene incontables beneficios. Te conectas con la tierra, haces polo a tierra… sobretodo en sitios donde estás en permanente contacto con dispositivos electrónicos como en las grandes ciudades de Corea del Sur. 


Al poco tiempo de caminar, ya los pies se calentaban. De todas formas, como estábamos en otoño las primeras veces que fuimos, el clima era muy agradable para estar descalzos afuera.


También hay estos troncos atravesados en el camino, que a lo mejor son para contener la estructura pero que yo también me imaginaba que son como los troncos de propiocepción que utilizan las fisioterapeutas. Entonces me paraba en ellos y así masajeaba el puente de los pies:


Y, hay sillitas y mesas por si uno quiere sentarse a descansar, reflexionar, reflexiologar, estudiar reflexología o examinar sus pies y la relación de cada punto doloroso con los órganos del cuerpo. 


Ya luego uno se devuelve por el mismo senderito y si quiere mete los pies para embadurnarse hasta arriba de arcilla roja y quedarse ahí jugando a las arenas movedizas aunque solo se alcanza a hundir hasta el inicio de la pantorrilla.


Finalmente, se recogen los zapatos de un escaparate o “librero” donde se ubican al comenzar la experiencia, y uno se lava los pies y se seca con aire a presión. Eso sí, con agua y aire congelados. 


(Mis piecitos friolentos a punto de someterse a un baño helado)

Esta experiencia es pública, abierta, gratuita, y está ubicada en un parque que se disfruta mucho, es caminable para todo tipo de públicos, dispone de baños y de una zona donde se hacen grandes espectáculos. Es mi recomendado si algún día anduvieras por Gionggi-do.

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