Del día de ayer en Puno (Perú)

Imagen culinaria del día: Montaña de pastas con salsa y otras cositas en la cima. En una venta ambulante.

Decepción del día: ¿Por qué será que los pocos colombianos que he encontrado en el viaje me hacen querer huir despavorida? Han tenido una mañas tan repulsivas, que asustan. En la terminal de Puno se me acercó un bogotano a pedirme dinero, y como no le diera, quiso averigûar todos mis datos. Sabía ser insistente. Que era hincha de Nacional y quería ir a verlo a Paraguay. Que esto y que lo otro. Afortunadamente estoy alerta para alejarme cuanto antes de las malas presencias.

Denuncia del día: Cuando estaba en la isla del sol me decían que antes el lago estaba lleno de peces, mucho más que ahora. "¡Qué pena!", pensé. Pero luego leí un poco de un libro editado por la municipalidad de Puno, y me enteré que, como ha sucedido con muchos territorios poblados por indígenas en nuestro continente, hubo una época en que comenzó a pensarse que el Titicaca era un lago vacío, donde no había nada y nada podía aportar. Que había entonces que poblarlo, hacerlo productivo, llenarlo de peces para el turismo y para la exportación, conforme a los discursos del desarrollo que comenzaron a posicionarse incluso en esta zona. Por eso se consume tanta trucha. Incluso se tienen criaderos flotantes, que dejan residuos en el lago. Además, esa electricidad que mencioné en otra entrada puede ser indicador de contaminación debida a ciertos metales.


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